Susurrando...

Le he susurrado una insinuación al tiempo para que se detuviera en este preciso instante pero no parece haberme hecho mucho caso. Supongo que está enfadado porque desde un principio lo enmarcamos en seis días. Y es que aquí todo se enmarca; las habitaciones, las setas, las puertas, los sentimientos y las ilusiones. Ha sido un trabajo de locos. No podría ser de otra manera en un lugar en el que todo el mundo lo está. De no ser así no habríamos venido.

He confiado en vosotros durante todo este tiempo y no he tenido la mínima duda de que íbamos a construir algo realmente enorme. A veces cuando era consciente de la magnitud de éste, nuestro universo, me sentía extremadamente pequeño, me asustaba, me ponía a temblar, me cagaba pata abajo y me iba corriendo al baño. ¡Coño, el Rey Blanco!

Ahora sólo puedo sentirme pleno y completamente orgulloso por todo el trabajo que habéis realizado. Nos faltaba dinero y cantábamos una canción, necesitábamos una ayuda y se elevaban diez manos, nos echaban pimienta y sonreíamos como gatos. Así funcionan aquí las cosas.

Atrás quedan todos los diseños de vestuario, los croquis de escenografía, las notas compuestas, las hojas del poder, las pruebas de micros, las excursiones a calderas, las tardes de kebap, los viajes al cielo con la escalera, y las recogidas de cartón. Ayer me encontré a Diógenes y le di recuerdos para su puta madre.

Hemos hecho arte y nos han dado un sobresaliente en Bidujo. La Histeria que nos quede hasta septiembre. Que sepáis que esta carta me excluye del último pareado. Espero que no lloréis ahora y se os joda el maquillaje porque hay tres ninjas que vendrían a matarme.

Esta noche, después de haber paseado a vuestros personajes por última vez, cuando el público se ponga en pie para aplaudiros, agarraos el corazón y recoged vuestros verdaderos premios. ¡Los premios, los premios, los premios! Y entonces, cuando el telón se cierre os pediré que me esperéis aquí y me digáis adiós con vuestro pañuelo mientras cruzo el pasillo. Veréis como eso me anima. Estoy seguro. Para ese momento ya habré llegado hasta la puerta donde me esperan las imágenes de maravilla y confirmaré lo que desde un primer momento supe. Que Wonderland no es un lugar, que Wonderland sois vosotros.