Nací en la periferia de Wonderland una mañana soleada de enero. Fui hija única.
Decidí que con una casa así debería vestir más correcto, así que me compré un chaleco y fui a visitar al Sombrerero de Wonderland para que me confeccionara un sombrero. Creció una fuerte y ciega amistad autoalimentada por mi necesidad de protección y los deseos de dominio y narcisismo del Sombrerero.
Meses de intentos y fracasos por lograr el cultivo de la mantequilla, una infancia marcada por la sobreprotección y las relaciones interpersonales-dependencio-afectivas con el Sombrerero me llevaron a desarrollar un arraigado trastorno bipolar.
Allá por Marzo, el Sombrerero nos invitó a mi amigo el Lirón y a mi a un gran concierto ofrecido por la Reina de Corazones en el que participaba con el fin de animarme, ya que había dejado de salir de casa por no ver el huerto. Entonces sucedió todo, el Tiempo se enfadó con nosotros y, desde aquel momento, estamos siempre en la hora del té.
1 comentario:
ahora, sí, definitivamente, puedo asegurar que, de una vez por todas, comprendo la psicología completa de Miss Marzo Ventoso.
me ha encantado! quiero más!
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